La alimentación en Cuba: entre la escasez y la necesidad
26 de abril de 2024
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ecientemente, un grupo de turistas argentinos compartió
un revelador video en Instagram, donde se evidencia una realidad poco conocida sobre la escasez de alimentos en Cuba. El foco de su testimonio fue alarmante: el color y sabor de los huevos que consumieron durante su visita. Las yemas, extrañamente blancas, son un indicativo de la desnutrición en las gallinas, la cuales, según indican los turistas, están siendo alimentadas exclusivamente con arroz. Este detalle no solo pone en tela de juicio la calidad de la alimentación que reciben estos animales, sino también refleja las dificultades más amplias que enfrenta el país en términos de disponibilidad y diversidad alimentaria.
Además, los turistas señalaron la casi imposibilidad de adquirir agua potable en pomos (botellas de 500 ml), un básico esencial para cualquier persona. Teniendo en cuenta que la disponibilidad de agua potable en la Isla es escasa, lo cual afecta incluso al sector turístico, la situación de la ciudadanía nacional es mucho peor. A fin de cuentas, el sector turístico es un reflejo de la estructural problemática que enfrentan la gran mayoría de cubanos.
El huevo, un producto que antiguamente era común y accesible, ha alcanzado precios exorbitantes en el mercado informal. En los tiempos del apoyo soviético, la burla era para aquellos que solo comían este alimento esencial. Sin embargo, ahora, ha llegado a costar 3 500 pesos el cartón de 30 unidades; un aumento significativo respecto al año anterior. Teniendo en cuenta que muchas personas, sobre todo las pensionadas, reciben un ingreso de alrededor de 3 000 CUP, el huevo ha pasado de ser un alimento relacionado con la escasez a un bien de lujo.
El aumento de precios no solo refleja los desatinos de la Tarea de Ordenamiento y del plan de estabilidad macroeconómica, que tienen un impacto directo en la inflación de precios. La profunda crisis económica y alimentaria en la Isla, presente en todos los sectores, es una situación que pone en peligro los derechos fundamentales de la sociedad. El fenómeno de esta agudización de la escasez ha llevado a que los alimentos de primera necesidad y disponibilidad entren en la lógica de muchos otros bienes; es decir, que su fuente de abastecimiento sean las pequeñas empresas privadas y el mercado negro, donde los precios fluctúan dramáticamente.
Asimismo, el frijol colorado, un básico en la dieta cubana, ahora se considera un lujo. En Cienfuegos, una región con una rica tradición agrícola, este grano ha visto un aumento drástico en su precio, llegando a costar hasta 500 pesos la libra a inicios de este año. La subida de precios refleja no solo la inflación generalizada, sino también un cambio en los hábitos alimenticios de los cubanos, quienes ahora ven este plato típico como una opción para días festivos en lugar de parte de su dieta diaria.
"Como el frijol, otros muchos productos, esenciales antaño en la dieta cubana –el arroz o la leche–, tienen cosechas cada vez más mermadas y de peor calidad”, informa 14yMedio. A esto se le suma la imposibilidad de recibir muchos productos de importación, que se quedan dando vueltas o anclados cerca de los puertos cubanos, sin descargar a causa de los impagos. Muchos de los productos importados son fertilizantes esenciales para una adecuada producción de alimentos.
Estos testimonios son un parte de un largo eco de las múltiples voces que han denunciado situaciones similares en la Isla, marcando la necesidad urgente de abordar y buscar soluciones a la crisis alimentaria en Cuba. Aunque la comunidad internacional busca prestar atención y colaborar en alternativas que alivien este grave escenario que afecta a millones de cubanos, el gobierno cubano parece hacer ingentes esfuerzos para aislarse cada vez más del espacio internacional. La Iglesia Católica, por ejemplo, que ha sido uno de los interlocutores con mayor reputación y trascendencia en América Latina, pasa amargos tragos a causa de la difícil situación de las relaciones con Cuba.
La grave situación alimentaria en Cuba no solo es un desafío económico y social, sino que, esencialmente, constituye una crisis de derechos humanos. El acceso a alimentos suficientes y nutritivos es un derecho fundamental reconocido a nivel internacional, y su falta afecta de modo directo la dignidad y la libertad de los individuos.
Frente a la magnitud del problema, la respuesta del gobierno cubano se queda corta y el desabastecimiento crónico implica una violación a estos derechos básicos. La comunidad internacional debe reconocer la severidad de esta crisis y actuar con decisión, buscando mecanismos que no solo alivien la escasez, sino que también promuevan una estructura que asegure el respeto a los derechos humanos en Cuba. La crisis cubana de alimentos nos recuerda que la lucha por la seguridad alimentaria es, en última instancia, una lucha por la justicia y la humanidad.