La crisis de los huevos en Cuba: mala gestión
12 de diciembre de 2024
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a crisis alimentaria en Cuba tiene numerosos frentes, pero
pocos productos reflejan de manera tan palpable los problemas estructurales de la economía cubana como el huevo. Su precio desorbitado, la escasez en los mercados estatales y la incapacidad del Gobierno para garantizar una producción estable han convertido este alimento básico en un lujo para muchas familias cubanas. Asimismo, la poca seguridad de la calidad y la frescura del producto hacen dudar al comprador de si arriesgarse o no a gastar la gran suma de dinero que actualmente cuesta.
Un panorama sombrío
Desde hace más de una década, el huevo ha sido una de las principales fuentes de proteína para los cubanos. Sin embargo, su disponibilidad ha disminuido drásticamente en los últimos años, mientras que los precios en el mercado informal han alcanzado cifras récord. Hoy en día, el cartón de 30 huevos puede llegar a costar entre 3 000-3 500 pesos en el mercado negro, una cifra que excede el salario mínimo en el país. El aumento de precios afecta a todos los cubanos; pero la situación es especialmente difícil para quienes viven solo del salario —cuyo valor medio en 2023 fue de 4 648 CUP, según la Oficina Nacional de Estadística (ONEI)— o de una pensión. El medio independiente El Toque afirma que el precio del cartón de 30 huevos en mercados no estatales —cercano a los 4 000 CUP e incluso 5 000 en algunos casos, según reportes ciudadanos— refleja una situación económica inédita en la Isla.
Para entender el origen de esta crisis, es fundamental examinar dos factores clave: la caída de la producción nacional y la creciente dependencia de las importaciones.
La caída de la producción nacional
La producción de huevos en Cuba ha enfrentado un declive continuo debido a problemas sistémicos en el sector agropecuario. La falta de piensos y materias primas esenciales, agravada por las restricciones económicas del embargo estadounidense y la mala gestión interna, ha reducido drásticamente la capacidad de las granjas avícolas para operar de manera eficiente.
En una charla con un trabajador de la granja estatal COMAVE, de la provincia Artemisa, quien prefirió no revelar su nombre, se destaca un panorama desolador: “Las gallinas están mal alimentadas. Las pocas gallinas que hay. La poca comida que tenemos no es suficiente para garantizar una buena producción de huevos. A veces llegan piensos, pero en muy poca cantidad, y la calidad es pésima. La situación está tan crítica que en ocasiones hemos tenido que sacrificar animales porque no hay cómo mantenerlos”.
Esta granja avícola enfrenta una crisis profunda que ha llevado a una casi nula producción de huevos. Otro factor que contribuye a este problema es la falta de mantenimiento y actualización de las instalaciones. Las naves donde se crían las gallinas están en mal estado, lo que no solo afecta la salud de las aves, sino también la calidad de los huevos producidos. La carencia de cartones adecuados para su envase y el transporte inadecuado han llevado a un despilfarro significativo, ya que muchos se rompen durante el manejo. Esta combinación de factores ha creado un ciclo de insuficiencia y desperdicio que ha dejado a la granja en una situación crítica.
Esta granja, que un día fue vanguardia y de excelentes resultados, es hoy un lugar bastante ineficiente y caótico. Por ejemplo, en marzo de 2024, a razón de lluvias intensas y el mal cuidado de las instalaciones, ocurrieron afectaciones en las cubiertas de las naves, el tendido eléctrico y la muerte por ahogamiento de unas 400 aves, según reporta el diario provincial El artemiseño.
La dependencia de las importaciones
La producción nacional ha bajado considerablemente. Según funcionarios del sector, en tres años Cuba ha disminuido a menos de la mitad su producción de huevos diaria. De 2020 a 2023 se pasó de 5 millones a 2,2 millones. Aún no se han cerrado las estadísticas de 2024, pero el panorama no parece ser mejor.
Ante la incapacidad de satisfacer la demanda interna mediante la producción nacional, el Gobierno ha optado por importar huevos desde países latinoamericanos. Colombia está siendo uno de los principales puntos de abastecimiento, vendiendo millones de huevos a Cuba como afirma OnCuba. Sin embargo, este modelo tiene serias limitaciones, especialmente en un contexto de crisis económica y falta de divisas.
Según declaraciones de un funcionario del Ministerio de la Agricultura, Cuba invierte millones de dólares al año en la importación de huevos. Sin embargo, estos productos no logran cubrir las necesidades del país. La mayor parte de las importaciones termina en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC), donde solo una minoría de la población puede acceder a ellos.
Para José Manuel, un padre de familia residente en Artemisa, esta realidad es insostenible: “No puedo comprar huevos en la MLC porque no tengo acceso a dólares. En la bodega nos venden un cartón (cinco por persona) cada dos meses si hay suerte. Lo que ganamos apenas alcanza para comprar arroz y frijoles, ¿cómo vamos a pagar 100 pesos por un huevo en la calle? Mis hijos no saben lo que es desayunar una tortilla desde hace meses”.
Consecuencias para las familias cubanas
La crisis de los huevos ha tenido un impacto devastador en la dieta y la calidad de vida de los cubanos. Para muchos, este alimento no solo es una fuente de proteínas asequible, sino también una base fundamental para innumerables platos tradicionales. Se torna en un gasto muy alto, casi un lujo, y muchas veces el producto no tiene frescura, lleva varios días a la intemperie y podría incluso estar cerca de pudrirse; peor aún, no hay posibilidad de reclamo a nadie.
María Rosa, una jubilada de 72 años, relata cómo la situación ha transformado su rutina diaria: “Antes, un huevo hervido con un poco de arroz era suficiente para el almuerzo. Ahora, tengo que conformarme con un poco de pan duro y un café aguado. Mis nietos me preguntan por qué ya no les hago flan como antes, pero no tengo cómo explicarles que el dinero no alcanza ni para un huevo”.
Historias como estas son comunes en toda la Isla, donde el acceso a alimentos básicos se ha convertido en una lucha diaria. La falta de huevos también ha afectado la nutrición infantil, aumentando el riesgo de desnutrición en los sectores más vulnerables de la población.
Alternativas y soluciones posibles
Resolver la crisis de los huevos en Cuba requiere un enfoque integral que combine inversión en la producción local, cambios en las políticas de distribución y un uso más eficiente de los recursos disponibles.
Es necesario modernizar las instalaciones avícolas y garantizar el suministro constante de piensos de calidad para reactivar la industria. Esto podría lograrse mediante acuerdos de cooperación con países aliados o iniciativas de inversión extranjera directa. Asimismo, es vital la descentralización y el fomento de la producción privada, permitiendo a pequeños productores y cooperativas participar activamente en el sector para aliviar la presión sobre el Estado. Por otra parte, para una distribución más transparente, podrían implementarse mecanismos que aseguren que los huevos importados lleguen a la población a precios accesibles y no solo a las tiendas MLC; esto garantizaría una equidad. Por último, se podrían promover alternativas proteicas asequibles y accesibles que ayudaran a diversificar la dieta de los cubanos y redujeran la dependencia de los huevos.
La crisis de los huevos en Cuba es un síntoma de problemas más profundos en el modelo económico del país. Mientras el Gobierno continúe priorizando las importaciones sobre el desarrollo de una producción sostenible, los cubanos seguirán enfrentando dificultades para acceder a alimentos básicos.
Sin embargo, más allá de las cifras y las políticas, esta crisis tiene un rostro humano: el de miles de familias que luchan cada día por poner comida en la mesa. Resolver este problema no es solo una cuestión económica, sino un imperativo moral para garantizar el derecho fundamental a una alimentación adecuada.