Actualmente, el 31,9 % de la población femenina mundial tiene una inseguridad alimentaria moderada o severa, frente al 27,6 % de los hombres. La violación del derecho a la alimentación en las mujeres también se ve reflejada en un ciclo multigeneracional de pobreza y potencial desaprovechado para este grupo poblacional. En Cuba, según este desbalance diferencia profundamente a la mujer en la precarización del entorno en policrisis. De tal manera nuestra investigadora Nastassja Rojas propone un enfoque sobre “la feminización de la pobreza” donde, aunque las mujeres son imprescindibles en la producción y elaboración de alimentos, son las que hacen mayores sacrificios a la hora de asegurar la comida a su familia. Se hace por tanto necesario, repensar la alimentación y sus prácticas como espacios de producción y reproducción de desigualdades, sobre todo en las tareas domésticas y sus impactos específicos en la consecución de la vida digna de las mujeres cubanas. Entre los meses de junio y julio de 2024, Food Monitor Program realizó una encuesta focal en varias provincias del país, arrojando resultados relevantes.