Nota de prensa N° 22- Food Monitor Program
17 de mayo de 2024
En el marco de la petición de ayuda del Gobierno cubano a organismos internacionales como el Programa Mundial de Alimentos, en marzo de este año, se sedimenta una narrativa de reparación de imagen ante la profundización de la inseguridad alimentaria en Cuba. Los medios oficiales anteponen la debacle productiva en la Isla al impacto del embargo estadounidense, las condiciones climatológicas, el estado geopolítico internacional, entre otras justificantes externas. Food Monitor Program es un observatorio comprometido con la visualización de la realidad de los cubanos, el diagnóstico y el análisis de la situación agroalimentaria en el país. Por ello sentimos la necesidad de enumerar factores recientes que describen la precarización de la crisis estructural en Cuba, así como sus causas más inmediatas.
El Gobierno asegura que cumple rigurosamente los indicadores y controles de la entrega de alimentos establecidos por el PMA en el país, también que la seguridad alimentaria y nutricional de su población es una prioridad de Estado, que “ha mostrado avances” a partir de documentos como la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional o el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030.
Sin embargo, hacemos hincapié en que, a pesar de la escritura de estos documentos, la “buena voluntad” en los mismos no se ha traducido más allá del papel:
-
Desde el año 2021 se aprobaron “63 medidas para revitalizar la agricultura” que hasta entonces no han arrojado mejorías en los programas productivos, en el sistema cooperativo o en las comunidades agropecuarias del país. En conjunto, las 16 políticas agropecuarias, los siete decretos leyes, 11 decretos y 19 resoluciones no han evitado que, desde entonces, la producción nacional de más de 20 productos alimentarios pertenecientes a la canasta básica haya retrocedido hasta un 90%, en algunos casos desapareciendo completamente. Alimentos como arroz, pastas, aceite, café, huevos y harina de trigo muestran así disminuciones de un 60-91% de su elaboración en fábricas estatales.
-
Esto se ha traducido en atrasados de hasta tres meses en alimentos básicos distribuidos por la libreta de abastecimiento, al tiempo que escasea su venta liberada en las redes estatales, y se incrementa su precio en las privadas. De tal modo, un cartón de 30 huevos llegó a costar en abril 3500 pesos cubanos, más que un salario mínimo mensual.
-
Aunque el Gobierno ha promocionado un plan estratégico de desarrollo, las inversiones en el sector agrario continúan siendo irrelevantes ante otros intereses. En la primera mitad del 2023 las inversiones en el sector de los servicios empresariales e inmobiliarios alcanzó la cifra de 10.406 millones de pesos, un cuarto de las inversiones totales en el periodo. A ello se le sumaron 2.325 millones más para la construcción de hoteles y restaurantes turísticos. A pesar de una tasa de ocupación hotelera en picado desde los últimos dos años, y ante la necesidad urgente de recomponer la producción agrícola en un país que importa más del 80% de lo que consume, el Gobierno destinó en el mismo periodo solamente 1.090.700 millones de pesos, apenas un 10% del rubro anteriormente descrito.
Aún así, Cuba continúa siendo alabada por sus “avances” en la seguridad alimentaria, incluso en un periodo donde se ha comprobado un avance sistemático de la inseguridad alimentaria, hídrica y energética, como principales valores de una crisis estructural en el país. En este sentido Food Monitor Program pudo comprobar que el año pasado, de 2535 hogares encuestados, el 90,97% aseguró haber perdido total o parcial capacidad de acceso a los alimentos desde la Tarea Ordenamiento.[1] A este sesgo se le agregan estimaciones más conservadoras por parte de organismos como el Programa Mundial de Alimentos, que ha afirmado, los hogares cubanos destinan entre el 55% y el 65% de sus ingresos a conseguir alimentos. Sin embargo, en estudios previos de Food Monitor Program se ha podido constatar que desde el 2022 las familias cubanas destinan entre el 80% y el 120% de sus ingresos; siendo la cifra que supera la totalidad de ingresos sugiere tanto la recepción de remesas desde el exterior como la entrada de ingresos por actividades en mercados grises y negros.
El observatorio también ha reportado la prevalencia de la subalimentación donde, aunque no se registra hambre crónica, el consumo de una dieta variada, inocua y saludable es escaso, con aumento elevado en azúcares, carbohidratos y alimentos procesados. A su vez, debido a los cortes de electricidad de hasta 15 horas de duración y en horarios pico, numerosos hogares en el país están experimentando la pérdida de alimentos perecederos, así como la incapacidad de cocción de estos, tampoco pueden almacenar, bombear o potabilizar el agua que llega, a veces hasta con 4 días de demora.
Food Monitor Program se ha mantenido diagnosticando y registrando la precarización de la seguridad alimentaria en el país y sus múltiples consecuencias en la sociedad. Esta situación trae consigo el aumento de la criminalidad; afecta la atención en la jornada escolar, ya que las familias tienen cada vez más dificultades para asegurar refuerzos proteicos para sus hijos, ya que los centros educativos no los brindan; obstaculiza la asistencia laboral por las mismas razones; así como aumenta la brecha de género teniendo las madres cubanas más responsabilidades agregadas.
Food Monitor Program alienta a organismos internacionales a revisar más de cerca y de forma independiente la realidad cubana, y alejarse de cifras oficiales sesgadas y desactualizadas que contribuyen a distorsionar el contexto de precarización actual. Food Monitor Program señala el peligro de promocionar una narrativa inflada y desvirtuada, con fines de legitimación política, que continúa reprimiendo e ignorando los derechos socioeconómicos de los cubanos.
[1] https://www.foodmonitorprogram.org/inseguridad-alimentaria-2023