Criar para comer: La dura realidad de Elio
La vida de Elio Sánchez nunca fue sencilla, pero admite, se volvió considerablemente más complicada tras la agudización de la crisis económica en el país. Al igual que muchos otros habitantes de las zonas rurales de Santiago de Cuba, se dedica a la cría de cerdos en corral con el fin de asegurar, al menos, un suministro de carne para su familia y hogar. Sin embargo, para este santiaguero de 56 años, esta actividad se ha visto afectada por las dificultades en la obtención de pienso animal y la escasez casi absoluta de medicamentos para tratar sus enfermedades:
Yo vivo con mi mujer hace más de 30 años en este lugar y jamás en la vida se había pasado tanto trabajo para criar un cerdo. No lo invento yo, le puedes preguntar a cualquiera que se dedique a esto. Antes se podía conseguir harina, afrecho, o pienso común, ahora eso es cosa del pasado. Lo único con lo que uno cuenta hoy es con las sobras de la comida y con los mangos o viandas, si es que hay
De criar cinco cerdos al año, a conformarse con uno. El cambio ha sido drástico y Elio no es el único que lo siente. En su comunidad a las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba, afirma que es uno de los pocos criadores que aún quedan en el barrio. Sobre esta situación también afirma que la inseguridad y el miedo a ser robado, son otros factores que inciden para que las personas no críen cerdos como antes.
Yo tengo una puerca y cuando hay tiempos de fiesta o carnaval tengo que meterla en mi casa. A unos cuantos vecinos les han robado animales, incluso se los han matado adentro del mismo patio. Eso es un problema y lo peor es que la policía nunca encuentra a los delincuentes, y así siguen los robos.
Esta realidad, contrasta con los desorbitados precios de la carne de cerdo en los mercados tanto informales como estatales, alcanzando en ocasiones los 800 pesos la libra (la mitad de una jubilación básica en el país). De ahí que la mayoría de las familias cubanas se vean imposibilitadas de acceder a este alimento. Por consecuencia, la producción de muchos criadores como Elio, se destina exclusivamente al consumo doméstico.
Antes, con cinco cerdos, uno podía vender algunos y tener un ingreso extra. Ahora, es imposible vender, porque si vendo lo poco que tengo entonces mi familia no comería carne, además está carísima y uno no come dinero
La falta de apoyo gubernamental incide directamente en la escasa producción porcina, y la difícil situación que afrontan los criadores. La deficiente atención veterinaria es un ejemplo de cómo ha decaído la atención sobre la salud de los animales.
El gobierno no nos ayuda en nada. Los medicamentos para los animales son casi imposibles de conseguir, y cuando los encuentras, son carísimos. Para hacerme entender, cuando una cerda da a luz, es necesario vacunar a los lechones, porque si no, es una apuesta a cara o cruz para su supervivencia. Y si a eso le sumas el esfuerzo qué haces por criar un cerdito, cada muerte de alguno de ellos uno la sufre.
La situación de Elio no es única. Muchos otros criadores de cerdos en el oriente cubano enfrentan similares desafíos. La falta de piensos y otros alimentos, y el aumento de los costos de estos han llevado a una disminución significativa en la producción de carne, lo que ha convertido este producto en un lujo. Dicho contexto unido a la creciente inseguridad influye en la decisión de muchos productores de apartarse de la crianza de animales, para concentrarse en otras tareas más lucrativas.
Desde una mirada crítica, la crisis económica en Cuba ha tenido un impacto devastador en la vida de los pequeños agricultores y criadores de animales. La falta de ayudas estatales y la escasez de recursos básicos han creado un ambiente de desesperanza y frustración. La crianza de cerdos en corral, una práctica tradicional en Cuba, estará condenada a la extinción.